Por Txomin Uriarte
Bakio (Bizkaia), País Vasco, julio de 2009
Fotografía Sevi Bohórquez
El siguiente texto es continuación de Perú. Cordillera Chaupijanca. Exploraciones con Evelio Echevarría. Parte I
Cordillera Blanca
Mientras Sevi visita a sus amistades en Huaraz, la capital del andinismo peruano, viajo en coche con Evelio a la quebrada de Llanganuco. Una vez en Cebollapampa, subimos a pie hasta la laguna 69, entre los nevados Pisco y Chacraraju. Por la tarde regresamos a la ciudad.
El día 15 emprendemos los tres nuestra segunda salida. El objetivo es la zona del nevado Cajap, 5230 m, detrás del paso de Huarapasca, por la carretera (pista de tierra y piedra) que va a las minas de Huansalá.
Nos aproximamos en taxi. Entramos en el Parque Nacional antes de la desvación al glaciar de Pastoruri, ahora cerrada por asuntos medioambientales. Llegamos hasta una curva desde la que el mapa germano indica que se sube a la laguna de Cajap, donde queremos instalar el campamento.
Con nuestros pesados bultos a cuesta, al principio, guiados por el mapa, nos esforzamos en busca de una laguna escondida. Es inútil. Revisamos toda la quebrada, entre los 4600 los 4900 m. Nada responde a lo que buscamos. Bajamos otra vez hacia la pista de ripio y nos instalamos en un altozano, entre ruinas de corrales, con agua cerca.
Exploramos entonces otra quebrada más próxima al paso de Huarapasca. Subimos otra vez hasta los 4800 m. Tampoco está la laguna. Además nieva. Entre la nieve y la niebla todo se cubre de blanco enseguida. Mañana veremos.
Al día siguiente apenas se ve. Nieva, niebla, viento. Sólo podemos esperar. Repasamos el mapa, que sigue sin aclararnos nada. Nos lo aprendemos de memoria. Dormitamos, dormimos. Empiezan las miserias: frío en los pies y en los huesos, temblorina, diarrea, ciática… Salimos a dar otra vuelta, a entrever e imaginar a lo lejos las alpacas, las vacas y los carneros. Volvemos a la tienda y al mate de coca. Mañana nos iremos. Cae una fuerte nevada por la noche.
Amanece con buen tiempo.
Tenemos que esperar a que salga el sol para que se sequen las tiendas. No sabemos cómo podremos volver, pero de madrugada creimos oir el ruido de un coche que bajaba hacia Huansalá.
Esperaremos en la carretera por si vuelve.
Y es verdad. Nos recoge. Hemos tenido “una suerte horrorosa”, dice Evelio, porque es raro que un coche circule ya por esta pista. A media mañana estamos de nuevo en Huaraz.
En resumen, han sido un par de salidas. Una gris y otra blanca. Con resultados alpinistas –andinistas– escasos. Sólo hemos alcanzado un par de cimas, de importancia secundaria, de cuyos nombres no estamos seguros y que muy probablemente fueran ascendidas antes.
También hemos comprobado la falta de coincidencia entre el mapa y el terreno que representa en la zona oriental del paso de Huarapasca.
Pero la experiencia humana ha sido muy enriquecedora. Hemos convivido doce días con Evelio, en su mundo, con sus planes, sus decisiones, sus conversaciones y sus silencios. Con su rico anecdotario y su inmensa humanidad. Ahora tengo una buena documentación para publicar la entrevista que buscaba.
Yosulpaaki! que es una forma quichua de decir gracias. El “Inti tayta” (el padre Sol) nos ha acompañado poco, pero nos ha permitido vivir unos días intensos en Ancash.
Txomin Uriarte (foto de la derecha), jefe de redacción de la revista Pyrenaica, es el actual presidente de la Federación Vasca de Montañismo.
Para una entrevista más amplia véase la revista del Club Vasco de Camping Elkartea, Errimaia, nº 70, 1ª de 2010.
Publicó su entrevista "Evelio Echevarría, la esencia del andinismo", en Pyrenaica, nº 232, 3 de 2008.
Evelio Echevarría (foto de la izquierda), doctorado en Letras Hispánicas, es catedrático emérito de Colorado State University desde que se jubiló en 1997.
Para conocer su historial breve véase la tapa trasera de su último libro Chile andinista: su historia (edición final ampliada), Santiago de Chile, 1999.
Véase una entrevista relativamente reciente.
Un currículo documentado y extenso lo publica José Herminio Hernández www.culturademontania.com.ar
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